La Ciudad

Un paseo para descubrir la ciudad desde mar adentro

Desde hace 28 años, el Crucero Anamora ofrece un recorrido para ver la costa desde otra perspectiva. En temporada, salen cuatro paseos diarios

Miles de turistas disfrutan cada día la vista que ofrece Mar del Plata desde la playa, ya sea desde una carpa, una sombrilla o dentro del agua, aunque también hay quienes prefieren cambiar la perspectiva y descubrir la ciudad desde mar adentro, con un paseo en barco.

Desde hace casi tres décadas, el encargado de adentrar en el agua a estos visitantes es el Crucero Anamora, uno de esos paseos tradicionales que todo marplatense conoce, pero que muy pocos experimentan, razón por la cual este barco es territorio casi exclusivo de turistas.

La excursión puede ser un viaje de bautismo náutico, una cita obligada en cada temporada, una opción para alternar tras una seguidilla de días de playa, o incluso una excusa para una velada romántica.

El crucero -de 30 metros de largo y seis de ancho- realiza cuatro paseos diarios en temporada, en un recorrido que depende cada día del clima, el viento y el oleaje.

“El viaje dura una hora y diez minutos, pero la distancia recorrida depende del viento que haya, del estado del mar y de cómo esté el clima, porque no es lo mismo un día con lluvia y oleaje, que uno soleado con mar planchado”, dijo Daniel Cardaci, capitán del buque desde el día en que fue inaugurado: el 10 de febrero de 1990.

Cardaci no sacó la cuenta pero estima que, a razón de cuatro salidas diarias, salió al mar más de 400 veces por año, por lo que lleva más de 10 mil viajes si cuenta los fines de semana fuera de temporada: “Son muchos, pero cada uno de ellos es distinto”, asegura.

Ariel Medina se encarga de que todo salga bien desde la cubierta del barco, en consonancia con el puente de mando.

“A nosotros nos pasa lo mismo que a los pasajeros: siempre disfrutamos el viaje porque tanto la costa de la ciudad como el mar se ven distintos dependiendo de la luz, la hora, el oleaje, las nubes o el punto al que uno mire. A veces además hay sorpresas, como puede ser una ballena pasando por abajo del barco”, relató.

La excursión comienza con el embarque en la Dársena B del Puerto, cuando 296 pasajeros como máximo abordan, y los dos motores de 560 caballos de fuerza hacen avanzar el entre pesqueros de altura y lanchas amarillas amarradas en la terminal marítima.

Luego continúa por el espejo de agua hacia la boca de ingreso formada entre la escollera Norte y la Sur, con su mural de más de tres kilómetros de largo como fondo.

El buque enfila proa hacia el mar abierto en dirección noreste y a medida de que el paseo continúa los pasajeros obtienen fotos del zócalo que dibujan edificios como el Casino o el Torreón del Monje; la costa recortada con el golf y sus salientes de piedra; y las siluetas de los balnearios repletos de Playa Grande, Playa Chica, Cabo Corrientes y Varese.

Hay preguntas que se repiten, que la tripulación va respondiendo: ¿Cuál es la profundad en esa parte del mar? ¿Cuál es la playa en la que se ahogó la poetisa Alfonsina Storni?

Marcos Aguilar llegó desde Mendoza con esposa y dos hijos tras manejar 27 horas, para aportar una nueva inquietud al repertorio de años: “¿Por aquí salió el ARA San Juan?”.

Aguilar contó que hace cerca de 10 años vivió siete meses en Mar del Plata y, aunque volvió cada verano, recién se animó a salir a navegar, sin marearse.

“Hay de todo, gente que se marea un poco, otros que ni lo notan, depende mucho del oleaje, pero todo barco que está en el agua se mueve. Nosotros tratamos de asegurar que el paseo sea agradable”, tranquilizó el capitán.

Con mar calmo y sol, todos los pasajeros se animan a circular entre los tres niveles del buque, hacerse selfies asomados desde la cubierta e incluso registrar el “momento Titanic” de la excursión: “No hay día sin que una pareja pose como Di Caprio agarrando a la chica en la proa”, contó Cardaci.

Durante el paseo se puede tomar un trago en el bar de la cubierta superior o en el que funciona en el salón inferior, con el mar golpeando contra las ventanas.

El crucero Anamora organiza fiestas y bailes, como promete para el próximo 14 de febrero para aquellos que quieran festejar San Valentín con un paseo nocturno y el reflejo de la ciudad de fondo.

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